


NUESTRA FAMILIA
Somos los Navarini, una familia oriunda de San Antonio de Areco.
Nos dedicamos principalmente a la producción agrícola-ganadera, actividad que no solo nos apasiona, sino que también está profundamente arraigada en nuestras raíces familiares y en nuestra historia: es un legado familiar que se transmite de generación en generación, fortaleciendo nuestros lazos con la tierra y la tradición.
La estancia La Julia ha sido parte de nuestra familia por cuatro generaciones. En el año 2009 Claudio y Analía adquirieron la estancia La Lechuza, y diez años más tarde se llevó a cabo la restauración y revitalización del antiguo e histórico Puesto Rural La Lechuza.
Este proyecto es el que hoy nos brinda, con mucha ilusión, la oportunidad de continuar el legado familiar.
Desde el año 2021 abrimos las tranqueras de este lugar único, donde recibimos a viajeros y visitantes, ofreciéndoles una experiencia auténtica y enriquecedora en el campo argentino.
Historia
El puesto La Lechuza fue construido a principios de 1900, este sitio fue testigo de encuentros memorables entre paisanos de los pagos de Areco y era conocido como lugar de descanso para los arrieros que transitaban la zona con su ganado.
Entre 1925 y 1936, fue el hogar de Don Segundo Ramírez, más conocido como Segundo Sombra, el célebre protagonista de la novela homónima escrita por Ricardo Güiraldes. Debido a esta conexión histórica, el puesto fue declarado Lugar Significativo Rural de San Antonio de Areco en 1970.
Además de ser el hogar de Don Segundo Ramírez, La Lechuza también cumplió funciones adicionales como albergar una escuela rural, donde niños de la comunidad recibían educación. También funciono como una pulpería de campo, punto central para encuentros sociales en la región. A lo largo de los años, este histórico edificio ha sido testigo de múltiples facetas de la vida rural argentina, aunque lamentablemente fue abandonado con el tiempo.
En el año 2019 El puesto fue meticulosamente reconstruido por su propietario, Claudio Navarini, quien conservó su fachada original y lo transformó en una auténtica Pulpería de campo.
Hoy en día, es un lugar perfecto para pasar un día de campo, donde se comparten comidas típicas, mates y refrescos, ya sea bajo la sombra de los árboles o junto al abrigo del fogón.



